Dicen que la vida es del color del cristal con que uno la mira. Una frase muy trillada, pero adecuada para comenzar el relato.
En la vida de Ana, hacía ya tiempo, el cristal, era muy oscuro, negro tal vez.
Una mañana, se levantó como todos los días, sin mirar el sol, con sus pensamientos sombríos… pero sintió la necesidad de salir. No sé qué la impulsó a dejar su encierro, quizás en su subconsciente deseaba saber que estaba viva, que el mundo seguía girando. Lo cierto es que tomó su cartera, con todas esas cosas que llevan las mujeres y que ella las tenia casi olvidada.
Empezó a caminar por la larga calle bordeada de casas y de plazoletas. Su mirada solo seguía el punto donde parece que el cielo y la tierra se juntan y recordó, que en la escuela, le habían enseñado que era el horizonte.
De pronto, casi por inercia, giró su cabeza y su vista se posó en una de las plazoletas. Sintió que ese lugar se parecía a ella.
Se detuvo y escuchó una voz que provenía, no sé si de los árboles de hojas amarillentas, o de los columpios estáticos…
- ¡Ven mujer! ¡Siéntate! -
Ella obedeció y buscó uno de los banquitos de madera.
-Te llamé porqué te vi tan triste y tan sola como yo - dijo la misteriosa voz
- ¿Quién me habla? - expresó Ana
- Yo, La Plazoleta de Los Niños.-
- ¿Por qué me has detenido? - preguntó la mujer.
- ¿Cómo sabes que estoy triste y sola? - continuó.
- L o noté en tu rostro- Vamos, ¡cuéntame lo que te pasa!- dijo la voz.
- Es que perdí a mi amor, no encuentro a mis amigos, estoy muy sola y la soledad para mí es la muerte. - respondió Ana. – Te vi y creí reconocerme en vos- Los arboles mustios, los bancos y columpios vacíos – Es que acaso se perdió el mundo y yo no me enteré?-
_ _ Y algo así, mujer. Acaso no sabes que se perdieron los niños y junto con ellos los padres? Es que no viste que me remplazaron por ese aparato mágico, donde ellos hacen clik y usan armas para matar? ¿Que pintan sin usar crayones? ¿Qué abren muchas ventanas y juegan con solo mover un ratón… Y vos dices, que no encuentras a tus amigos! ¿Acaso no tienes esa página llamada facebook, donde se encuentra miles de amigos?
- Sí, pero desde ahí no puedo escucharlos, no puedo abrazarlos ni compartir mates de verdad- agregó ella
_Y qué me dices, los niños ahora ya no conocen el aroma de la hierba, no disfrutan del vértigo de mis columpios y la casita del árbol, perdió su magia! Y yo me quedé a vivir un eterno otoño… Pensar que antes, aquí todo el año era primavera. La carita de arrebol de los niños eran flores, sus vocecitas, la mejor música y la sonrisa de sus padres el resplandeciente sol que no permitía que me invada el frío. – acotó la voz.
En ese preciso instantes, Ana recordó que al cerrar la puerta de su casa, había dejado adentro a sus niños, jugando en la compu, uno, y en la play, el otro.
Se levantó presurosa y con apenas un ademán con su mano, saludó a la plazoleta y regresó a su casa.
Abrió la puerta, entró a su cuarto, sacó de su cartera un espejo, el labial y pintó el marco de esa sonrisa tan amplia y bella que hacía mucho tiempo había abandonado. Llamó a sus hijos, los besó, los abrazó y les dijo - ¡Vamos, vamos! Que estamos a tiempo de devolverle la vida a alguien que se esta muriendo-
¿Cómo? – dijo uno
¿Daremos vida como en la play? – dijo el otro
Ella los miró y les dijo – En la compu y en la play no hay vida hijos, les están quitando a ustedes la oportunidad de vivir.
Los niños, casi sin comprender, pero obedientes al fin tomaron la mano de su madre y llegaron de prisa al lugar. Allí, se olvidaron la misión que llevaban y rápidamente subieron a los columpios y comenzaron a sentir el vértigo, la magia de volar, de sentir que casi tocaban el cielo con sus manos.
Las risas y las voces de los chiquillos atrajeron la atención de la gente que pasaba por el lugar.
No sé en qué instante la plazoleta se pobló de voces, de colores de algarabía…
Ana, miró a los niños y encontró en ellos el amor que había perdido, encontró a sus amigos y sobre todo encontró a ese niño interior que cada uno de nosotros tenemos.
Las casas abrieron sus ventanas y sus puertas, todo volvió a ser como antes…
La plazoleta, cobró vida y la primavera se instaló para siempre allí.
En la vida de Ana, hacía ya tiempo, el cristal, era muy oscuro, negro tal vez.
Una mañana, se levantó como todos los días, sin mirar el sol, con sus pensamientos sombríos… pero sintió la necesidad de salir. No sé qué la impulsó a dejar su encierro, quizás en su subconsciente deseaba saber que estaba viva, que el mundo seguía girando. Lo cierto es que tomó su cartera, con todas esas cosas que llevan las mujeres y que ella las tenia casi olvidada.
Empezó a caminar por la larga calle bordeada de casas y de plazoletas. Su mirada solo seguía el punto donde parece que el cielo y la tierra se juntan y recordó, que en la escuela, le habían enseñado que era el horizonte.
De pronto, casi por inercia, giró su cabeza y su vista se posó en una de las plazoletas. Sintió que ese lugar se parecía a ella.
Se detuvo y escuchó una voz que provenía, no sé si de los árboles de hojas amarillentas, o de los columpios estáticos…
- ¡Ven mujer! ¡Siéntate! -
Ella obedeció y buscó uno de los banquitos de madera.
-Te llamé porqué te vi tan triste y tan sola como yo - dijo la misteriosa voz
- ¿Quién me habla? - expresó Ana
- Yo, La Plazoleta de Los Niños.-
- ¿Por qué me has detenido? - preguntó la mujer.
- ¿Cómo sabes que estoy triste y sola? - continuó.
- L o noté en tu rostro- Vamos, ¡cuéntame lo que te pasa!- dijo la voz.
- Es que perdí a mi amor, no encuentro a mis amigos, estoy muy sola y la soledad para mí es la muerte. - respondió Ana. – Te vi y creí reconocerme en vos- Los arboles mustios, los bancos y columpios vacíos – Es que acaso se perdió el mundo y yo no me enteré?-
_ _ Y algo así, mujer. Acaso no sabes que se perdieron los niños y junto con ellos los padres? Es que no viste que me remplazaron por ese aparato mágico, donde ellos hacen clik y usan armas para matar? ¿Que pintan sin usar crayones? ¿Qué abren muchas ventanas y juegan con solo mover un ratón… Y vos dices, que no encuentras a tus amigos! ¿Acaso no tienes esa página llamada facebook, donde se encuentra miles de amigos?
- Sí, pero desde ahí no puedo escucharlos, no puedo abrazarlos ni compartir mates de verdad- agregó ella
_Y qué me dices, los niños ahora ya no conocen el aroma de la hierba, no disfrutan del vértigo de mis columpios y la casita del árbol, perdió su magia! Y yo me quedé a vivir un eterno otoño… Pensar que antes, aquí todo el año era primavera. La carita de arrebol de los niños eran flores, sus vocecitas, la mejor música y la sonrisa de sus padres el resplandeciente sol que no permitía que me invada el frío. – acotó la voz.
En ese preciso instantes, Ana recordó que al cerrar la puerta de su casa, había dejado adentro a sus niños, jugando en la compu, uno, y en la play, el otro.
Se levantó presurosa y con apenas un ademán con su mano, saludó a la plazoleta y regresó a su casa.
Abrió la puerta, entró a su cuarto, sacó de su cartera un espejo, el labial y pintó el marco de esa sonrisa tan amplia y bella que hacía mucho tiempo había abandonado. Llamó a sus hijos, los besó, los abrazó y les dijo - ¡Vamos, vamos! Que estamos a tiempo de devolverle la vida a alguien que se esta muriendo-
¿Cómo? – dijo uno
¿Daremos vida como en la play? – dijo el otro
Ella los miró y les dijo – En la compu y en la play no hay vida hijos, les están quitando a ustedes la oportunidad de vivir.
Los niños, casi sin comprender, pero obedientes al fin tomaron la mano de su madre y llegaron de prisa al lugar. Allí, se olvidaron la misión que llevaban y rápidamente subieron a los columpios y comenzaron a sentir el vértigo, la magia de volar, de sentir que casi tocaban el cielo con sus manos.
Las risas y las voces de los chiquillos atrajeron la atención de la gente que pasaba por el lugar.
No sé en qué instante la plazoleta se pobló de voces, de colores de algarabía…
Ana, miró a los niños y encontró en ellos el amor que había perdido, encontró a sus amigos y sobre todo encontró a ese niño interior que cada uno de nosotros tenemos.
Las casas abrieron sus ventanas y sus puertas, todo volvió a ser como antes…
La plazoleta, cobró vida y la primavera se instaló para siempre allí.
(Otras obras y textos)


Muy buen relato, muy sincero y actual.
ResponderEliminarHermoso relato...: "Simplemente, una utopía...". Con todo el peso de las palabras !!!
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