Hoy voy a hablarles de una raza muy rara y a la vez común que existe en todas las sociedades medianamente desarrolladas en todo el planeta. Dependiendo de la sociedad y del tipo de ciudad en la que se desenvuelvan, quienes forman parte de esta raza, están constituidos o formados por una coraza de metal cuya forma varía según el año de su aparición. No poseen un único color sino que hay de diferentes colores y tonalidades, algunos de estos seres de quien les hablo poseen dos o más colores y se mueven continuamente por las calles de la ciudad llevando y trayendo gente de un lugar a otro, de un punto al otro. A veces la distancia que recorren llevando o trayendo personas es escasa y en ocasiones se dirigen a ciudades en las que no son aceptados por el simple hecho de que ese lugar no es su territorio. En estos casos pueden circular con su pasajero pero no pueden levantar locales ya que problemas bien grandes tendrían. Todos los conocen como remises, algunos escriben esta palabra con doble “s” pero su plural debe ser consultado en algún diccionario francés-español ya que este es un término de origen francés. Nosotros, en esta zona del país así como en varias, pronunciamos “remis” (acentuando en la segunda silaba) en otros centros urbanos los llaman “remis” (acentuando en la primer silaba). Sea como sea, tenga quien tenga la razón sobre su correcta pronunciación y escritura, es preciso recordar que comencé hablándoles de que esta es una raza muy rara y a la vez común; ya creo que quedó bien claro porque digo que es común; ahora, es rara, porque a diferencia de nosotros, los seres humanos, esta “raza”, como decidí llamarla, es una perfecta mezcla entre hombre y maquina. Es rara porque nadie sabe su origen. Si bien hay diferentes teorías sobre ello, ninguna parece satisfacer las inquietudes que ha venido captando la atención de muchos teóricos, científicos, religiosos, filósofos y sociólogos; incluso algunos metafísicos han inquirido en la temática.
Hasta el momento la teoría mas aceptada sobre su origen es que aparecieron en los primeros años de la Revolución Industrial , incluso se cree que años mas tarde el norteamericano Henry Ford fue uno de los primeros en tener contacto con esta raza y fueron estos “remises” quienes le dieron la idea de cómo crear un “automóvil” (decido poner esta palabra muy común hoy en día entre comillas debido a que hasta ese entonces éste era un termino totalmente desconocido). Existen reportes manuscritos de H. Ford en los cuales hay ciertas pistas de la supuesta colaboración que él habría recibido por parte de los remises. Estos manuscritos ayudan a sostener más esta teoría sobre el origen, en cuanto al periodo de su aparición y también sobre el origen del hoy bien conocido medio de transporte llamado automóvil.
Se dice y se cree que Ford en su afán de conocer más sobre esta raza, hasta entonces desconocida, descubrió como estaba compuesto este cuerpo y sin pensarlo termino creando e inventando el “auto-móvil”. Nombre con el que se conoció por primera vez a los automóviles; ya que él sabía que los remises se movían gracias a la acción de una de sus partes que se encuentran en su interior, o sea la parte humana. Su invento en cambio tenía movilidad autónoma. Con esto me refiero a que no existía un chofer perpetuo que lo condujera sino que el chofer podía entrar y salir de la cabina vehicular cuantas veces le sea necesario. Él había creado la maquina sola a diferencia de los remises que eran un solo cuerpo en el cual hombre y maquina estaban fusionados desde su origen.
Como vengo diciendo, esta es la teoría sobre el o los orígenes de los remises, los cuales han pasado desapercibidos por muchísimas décadas siendo confundidos con simples automóviles.
Se puede a veces conocer o determinar la edad del remis por las marcas en la cara del hombre que lo maneja o por el estado en que se encuentre su chapa o pintura.
El tiempo pasó y junto con él nuevas generaciones de remises iban apareciendo y cada vez aparecían mas y con mas frecuencia y a medida que los estudios sobre su origen y de mas fueron avanzando en pos de un mejor y amplio conocimiento, mas común se fue haciendo verlos entre nosotros trayendo y llevando gente, a tal punto que muchos mitos urbanos se crearon en torno a ellos.
Hay quienes dicen que vieron a don Aurelio subirse a uno un día cualquiera cerca de las seis de la tarde para ir al doctor y que nunca llego a destino, tampoco se volvió a saber ni de él ni del remis. Otros dicen que don Aurelio nunca subió a ningún remis sino que salió caminando desde su hogar y jamás regresó. Hay personas que temen cuando les toca subirse a un remis de color blanco porque días después pierden un ser querido. Otros consideran que si suben a uno en el cual el chofer no les habla nada durante el recorrido, tendrán un mal día, ya sea en el trabajo o en sus hogares. Algunas parejas de recién casados dejan su suerte de pareja librada al azar al decidir tomar el primer remis que pase ocasionalmente por la puerta del frente de la iglesia y no ir al salón de fiestas en caravana automovilística con su familia. Creen que según el color de remis que les toque, su futuro como pareja podrá ser el mejor o el peor. Si toman el de color rojo, de hecho tendrán el amor asegurado lleno de pasión, ternura y constante deseo de satisfacción de el uno hacia el otro; por el contrario si justo al salir de la iglesia el primer remis que pase y aborden es negro, su futuro como pareja no existe, es efímero, a tal punto que algunos esposos o esposas han decidido bajarse antes de la segunda cuadra de recorrido y deseando no volver a ver a su repentina ex pareja de vida ya que uno considera al otro un “ave de mal agüero”. Si el destino quiere que amarillo sea el remis, quien suba primero de los dos recibirá constante desprecio, desmerecimiento y desaprobación por parte de su pareja amada. Amaran tanto a esta persona que no podrán ver la indiferencia que de este/a reciben. Ahora cuando marrón es el color del remis al cual se suben no podrán tener hijos y en caso de insistir en la búsqueda y concepción de alguno, de seguro ese hijo nacerá con deformaciones físicas o la ausencia parcial de alguna de sus extremidades. Verde es sinónimo de esperanza y este es el remis que todos desean ver y obviamente tomar apenas salen de la iglesia. Hay muchos que tuvieron la suerte de abordar este remis y hoy son personas adineradas y acomodadas socialmente. No se sabe si esto es casualidad o no pero que siempre sucede es imposible negarlo. Hay algunos que quisieron decidir su suerte teniendo contacto previo al gran acontecimiento con el remis que deseaban abordar justo después de concretado su matrimonio. Estos pagan una suma de dinero importante a la parte humana y también prometen llamarlos por siempre a la hora de requerir transportarse a cualquier punto de la ciudad a cambio de que este pase continuamente por frente de la iglesia dando vueltas alrededor de la plaza ubicada al frente de la misma para no despertar sospechas. Pero nadie puede ir en contra del destino o arreglarlo a su beneficio. Se ha sabido de remises que mientras esperaban la salida de la iglesia de estas personas sufrieron ciertas contrariedades como ser un policía muy inquisidor, algún accidente que obstruyó y demoró su paso, a veces sufrían inexplicables y repentinos desperfectos técnicos. Es muy conocido y comentado el caso de los Gonzáles. Se comenta que Ricardo Gonzáles, un joven muy enérgico, quiso asegurar su destino de buenaventuras con su futura esposa y convenció a un remis que fingiera un desperfecto técnico justo al frente de la iglesia donde el contraería matrimonio a cambio de lo que ya les comente. Trato que el remis aceptara de muy buena gana. Cuentan que nunca se había visto a un hombre tan deseoso de casarse, se veía a Ricardo muy seguro de la decisión tomada y del paso que iba a dar. Todo marchó de maravillas durante la ceremonia y como era de esperarse en el momento en que Ricardo y su esposa Carla salieron de la iglesia rodeados por seres queridos, amigos y curiosos eventuales, vieron a primera vista un remis rojo aguardando prácticamente por ellos. Un suspiro de tranquilidad, felicidad y alivio salió del interior del alma de Ricardo y una exclamación de sorpresa y algarabía se sintió en aquellos presentes. De inmediato Ricardo y Carla hicieron su recorrido hacia el remis. El primero en subir fue Ricardo y no dando tiempo a que su esposa hiciera lo mismo, un repentino incendio envolvió en llamas al remis haciendo realidad la idea del accidente matando al ahora infeliz de Ricardo, llenando a todos de congoja y miedo porque los gritos de Ricardo antes de perecer fueron ‘Perdón mi amor, perdón mi amor’. Ese es uno de los casos más estremecedores que convive a diario en el poblado y lo hace más aun cuando un casamiento se acerca.
Mitos, casualidades, creencias, destino mismo. Son cosas que suceden en torno a los remises
Lo que mas intriga a todo habitante de ciudad es que nunca vieron a un hombre desprenderse de su parte funcional, la maquina. Hay quienes dicen que es imposible otros afirman haberlos vistos bajarse de sus autos y morir al instante. Lo que yo se, lo que veo es que viven dentro de si mismos. Digo dentro de si mismos porque yo los considero una sola cosa, un solo cuerpo. El dinero que cobran por transportar es para comprar comida y bebida y para alimentar también la parte mecánica con el combustible adecuado a sus capacidades. Muchos se preguntan como hacen sus necesidades y no logran entender muchos “comos y porqués”. Yo, al igual que muchos otros, no me envuelvo en tantas preguntas y misterios porque considero, por ejemplo que sus necesidades fisiológicas son llevadas a cabo mediante el mismo proceso de combustión de la parte de mecánica, emanación de gases y esas cosas, la cual considero que debe ser diferente en cierto punto a la de los automóviles.
Hay quienes sostienen que hay un sentimiento implícito dentro de cada parte humana que se encuentra en cada remis. Este consta en que una vez que alguien sube para ser transportado, estos, los remises, sienten un gran sentimiento de pertenencia y posesión para quienes temporalmente los usan; y desean siempre transportar a estas personas, en otras palabras ellos consideran que el mejor pago que alguien puede darles es fidelidad. Pero nosotros no somos así, subimos al primer remis que aparezca a nuestro alcance, sin importar color, modelo o apariencia. Este sentimiento también se ve reflejado en el momento en que no respetan el paso de aquellos que circulan a pie, ni mucho menos de aquellos que deciden circular por las calles de su ciudad en bicicleta, motocicleta y ni hablar de aquel que posee su propio automóvil y prescinde totalmente de ellos, los remises.
Son solo hombres a quienes se ve al frente del volante. Pero hasta hoy existe el caso de Nora. Así se la conoce hoy en día. Pero hay quienes dicen que Nora no fue siempre la que estuvo al frente del remis que vemos manejar con lentitud. Dicen que Nora, hoy una desmejorada ancianita, era una mujer, un ser humano completamente con nombre y apellido, Nora Acuña, quien nació en otra ciudad y nadie sabe exactamente donde, allá cerca del año 1930 adinerada y de buena posición que nunca precisó de un remis porque su padre la llevaba a donde ella deseaba y ya en edad adolescente, su padre, contrató a un chofer para que hiciera este trabajo. Así transcurría su vida hasta que en una tarde de desventuras se vio obligada a subir a un remis porque su chofer nunca apareció para llevarla de regreso a su hogar. Fue en el preciso instante en que acomodo su esbelto cuerpo en el interior del remis, que sintió una sensación extraña en su estomago y pecho. Su curiosidad por conocer al ser que la transportaba terminó en un repentino y profundo enamoramiento al ver por el espejo retrovisor del remis los ojos mas impactantes que en su vida haya visto. Esos ojos de mirada penetrante de inmediato escarbaron en su alma para encontrar el verdadero amor mutuo. Alberto era el nombre del remis que enamoraría a Nora. Cosas inexplicables tiene el amor y esta no encontraría su razón de ser y mas crecería. Cuentan que ella nunca mas se bajó del remis y desde la calle al frente de su hogar decidió comunicar a su padre lo que le sucedía y todo lo que sentía y de inmediato huyeron de su ciudad y se radicaron en ésta. Huyeron porque sabían que nadie en toda la ciudad, ni siquiera su familia, entendería esta parte del amor, no entenderían por el prejuicio que existe en nuestros corazones, no entenderían porque los milenios atraviesan el universo y los hombres no logran descifrar que es el amor, es mas, creo que solo conocemos del amor muy poco, solo vemos un velo que cubre lo que realmente el amor es. Creo que el amor se deja ver, quita su velo ante los niños, que cuando grandes, pierden la memoria y crean una imagen falsa de lo que vieron alguna vez sobre el amor y sus verdades.
El remis no tuvo problemas de territorio aquí porque felizmente poseía una perpetua pasajera que lo amaba y amaría por siempre y el la correspondería en estos sentimientos. Anduvieron tanto tiempo sin molestar a nadie y mostrando con hechos las proezas del amor que se les permitió llevar y traer personas para que puedan alimentarse. Nora aceptó todas las costumbres de su amado y el estilo de vida que esto significaba. Un día cualquiera la muerte se hizo presente ante Alberto para separar estos corazones pero la fuerza de su amor convertiría a su amada en remis y ella viviría y vive aun en él. Cosas del amor dije antes, la pareja mas rara nos demostró y nos enseña lo que es el amor.
Así es la historia de los remises, historias como estas las hay variadas y en todos los rincones de cualquier ciudad. Los remises, muy rara y muy común raza que habita entre nosotros y de no ser por los cánones de la historia que todo lo registran diría que nosotros somos la muy rara y muy común raza que habita entre ellos.
FIN.

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